miércoles, 27 de mayo de 2009

IMAGEN EN DISTINTOS ESTILOS


"IMAGEN ORIGINAL"


"PRIMITIVISMO"
(Mi mejor intento, hecho a mano)


"IMPRESIONISMO"


"POP ART"


jueves, 21 de mayo de 2009

EXPOSICIÓN


MARIA DE LA PAZ JARAMILLO, MARIPAZ



Maripaz: la pintora de la salsa

María de la Paz Jaramillo nació en Manizales en 1948 y estudió artes en la Universidad de los Andes entre 1968 y 1973, luego se mudó a Inglaterra para seguir con sus estudios, por lo que segun cuenta ella su formación como artista es una combinación de escuelas, de vida y de amor. Escuela de vida al dedicarse arduamente a trabajar en temas sociales en el taller del italiano Giangrandi y de amor, ya que volvió a la sultana del valle en compañía de su esposo, el arquitecto Benjamín Barney.

Pintora dedicada, recuerda que sus cuadros en ese entonces tenían una carga de tonos planos, rojos sobre blancos, negros sobre rojos, que eran parte de una búsqueda iniciada en Bogotá, en pleno centro de la ciudad por donde divagaban los margínales que ella ya hacía el tema de sus pinturas.

En un taller ubicado en "la avenida Belalcázar, a la orilla del río y a la altura del barrio El Peñón', como lo recuerda Juan Gustavo Cobo Borda, María de la Paz Jaramíllo haría extensiva y definitiva esa búsqueda que había iniciado con las prostitutas en Bogotá. Cali en los setenta. " El lugar no podía ser más adecuado", recuerda ella, con sus ojos abriéndose y cerrándose como dos estelas de luz. "Caminaba todas las mañanas, desde la primera vez que llegué hasta el Museo La Tertulia, un epicentro que iría definiendo mi camino".

María de la Paz encontraría en un grupo conformado por Ever Astudillo, Óscar Muñoz y el fotógrafo Fernell Franco, un espacio definitivo para iniciar una de sus famosas series: la de la salsa.

"Los lunes eran de Honka Monka, los martes del Séptimo Cielo, los miércoles de El Escondite y los jueves de El Abuelo Pachanguero y así cada día de encuentro que pasaba entre El Café de los Turcos y los bailaderos iba conformando en mí una idea determinante de lo que quería pintar. Las parejas, el color, la música, fueron aclarándome la primera sensación que tuve al llegar a Calí: la exuberancia y lo urbano se iban fusionando, iban hacíendo un todo", ha dicho.
Un todo que terminaba los viernes en Juanchíto en que el piano del temíble Ríchíe Ray y la voz del único hombre que cantaba de pie y parecía sentado, Héctor Lavoe, se pegaban a la piel de los rumberos buenos.

Así, con la certeza de que aquello que veía era una verdad para su obra, su pintura se fue llenando de color. Dejó de lado los tonos negros y rojos, y su trabajo "se fue llenando de humor", como aclara Cobo Borda. De humor y de desamor, de bailes y fiestas y verbenas: algo que ella hoy llama con humor también, "una especie de pop kitsch latíno amerícano".Quizás uno de los aspectos más interesantes de esas parejas, de esa iconografía de la salsa es lo que mantuvo en los años setenta a una generación: lo popular como materia del arte y como componente real, no ornamental en sus obras. Además, claro, de algo en que Marípaz no deja de insistir hoy en día: la presencia de lo político. De una suerte de crítica social que apareciera bajo el velamen de la obra misma, y que dijera cosas. "Celebrar la fiesta pero también ver qué había en ella", dice.

La salsa entonces, o mejor, las parejas que bailan y se entrelazan, y se vuelven un mismo cuerpo que danza una misma canción, van configurando algo que Marípaz trabajaría después en series en las que íncluiría a cantantes como Míchael Jackson o Julio Iglesias, epítomes de masas. En su caso, ella va aclarando que más allá de representar se trataba de contar una historia. "Toda mi pintura se puede leer como un capítulo de mí vida. Y ahí está, para la muestra, una época llena de color, de calor en donde discutíamos y hacíamos proyectos y dibujábamos y también, claro, bailábamos".

Duró algo más de cuatro años en la ciudad. Y fue construyendo con sus contemporáneos unas telas que quedan como el inicio de algo que Antonio Caballero ha llamado "el disfraz del disfraz". Sus obras como el reflejo de algo planeado, del baile que es escenografía, de la seducción como escenario.

Como en la canción que entonaba La Lupe entonces, el teatro, el " lo tuyo es puro teatro", se convirtió en imagen de una ciudad, de una época, de una fiesta que todavía perdura a pesar de las crisis.

Hoy, Marípaz, afianzada después del tiempo, sigue pintando el mismo cuadro con más dureza, "más de frente", y claro, no ha dejado de querer y sentir a Cali como la ciudad de sus amores. Y la salsa, como una de sus pasiones.


(María de la Luz)


(Salsa de Maripaz)



NADIN OSPINA



Nadín Ospina es un artista pop colombiano que nació en Bogotá en el año de 1960 y que es reconocido principalmente por elaborar figuras basadasen el arte precolombino con personajes de la cultura popular como Mickey Mouse y Bart Simpson.


Entre 1979 y 1982 imparte clase en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Sus piezas reflejan el estado de tránsito e intercambio que caracteriza a la época contemporánea y en concreto reflexionan sobre el proceso de resignificación constante al que se ve impelida la cultura latinoamericana ante la constante invasión de imágenes y productos de las culturas hegemónicas.


A principios de los noventa empieza a realizar una serie de obras en las que los iconos de la sociedad del espectáculo norteamericana: Bart Simpson, Mickey Mouse o el Pato Donald, son materializados bajo la apariencia de figuras prehispánicas. El artista encarga la realización de estas figuras a artesanos locales que las reproducen en materiales como la piedra o la madera y con los rasgos de esquematismo y esencialidad que son propios del arte precolombino. El resultado es sorprendente: los populares personajes de la televisión aparecen revestidos de un inesperado carácter exótico y periférico. Ha realizado exposiciones individuales como “Nadín Ospina”, Galería Arte 19, Bogotá (1991); “El gran sueño americano”, Galería Arte Contemporáneo México D. F. (1993) o “Viaje al fondo de la tierra”, Museo de Arte Moderno de Bogotá (1999). Ha participado en la XX Bienal Internacional de Sao Paulo; en la 5ª y 7ª Bienal de La Habana; en la 39ª Bienal de Venecia y en ARCO 97.














jueves, 7 de mayo de 2009

300% (100 Lámparas, 100 Sillas, 100 Carteles)


La exposición “300% Spanish Design” muestra 100 sillas, 100 lámparas y 100 carteles de los últimos 100 años en la historia española. Es una muestra de el paso de la creación e innovación española por diversos géneros tales como el modernismo, funcionalismo, organicismo, posmodernismo y minimalismo, entre otros, que muestra no sólo un rico patrimonio histórico a nivel cultural, sino un futuro prometedor en el área de las artes.


Tanto la silla, como la lámpara y el cartel, son elementos que están presentes en nuestro día a día y que juegan un papel muy importante en nuestro diario vivir. Son elementos que tal vez olvidados, hacen parte de la revolución artística que se llevó a cabo en España luego de la tardía llegada de la Revolución Industrial a principios del siglo XIX.


De lo general a lo particular, existen ciertos aspectos que me llamaron fuertemente la atención, como lo es el caso particular de los carteles, en los cuales encontramos varios de ellos que fueron elaborados por artístas españoles reconocidos a nivel mundial, como lo es el caso de Pablo Picasso, Juan Gatti y Salvador Dalí, por mencionar algunos de ellos. Vemos también como personajes que marcaron una época son traídos a colación con algún objetivo específico, como lo es el caso de Tin Tin.


En el caso tanto de lámparas como de sillas, me llamó fuertemente la atención la calidad del diseño y la creatividad plasmada en cada obra por su autor respectivo. Es fácil notar como los artístas españoles nos muestran en muchas de sus piezas, un gran orgullo por su ideosincracia y por su cultura y sus costumbres, en algunos casos directamente plasmada en las obras, como lo es el caso de la silla de Agatha Ruiz de la Prada, que no es mas que el vivo diseño del símbolo que usa esta diseñadora como imagen de su marca, un beso.


Para concluir me gustaría mencionar también como se puede apreciar en esta exhibición, sobretodo en la parte de las lámparas, como con el paso de los años el diseño de estos objetos pasa de tener características indudablemente rupestres y mas adelante encontramos piezas que son completamente contemporáneas y de ser posible llamarlas asi, modernistas y post-modernistas. Denota esto entonces una gran versatilidad en la creatividad y en diseño de cada uno de los artistas que tienen obras en esta exposición, la cual nos muestra la gran calidad de los artistas del último siglo en España.


REPRODUCCIÓN FOTOGRÁFICA:







PEPE CORTES

"OLVIDADA"

1975

BD. EDICIONES DE DISEÑO











PERET

"TINTIN A BARCELONA"

1984

COLECCIÓN PERET











ISAAC DIAZ PARDO

"ANTROPOMÓRFICA"

1958

SININARIO DE SARGADELOS

viernes, 17 de abril de 2009

Escultura en el Siglo XIX

Se llama escultura al arte de moldear el barro, tallar en piedra, madera u otros materiales, figuras en volumen. Es una de las Bellas Artes en la cual el escultor se expresa creando volúmenes y conformando espacios. En la escultura se incluyen todas las artes de talla y cincel, junto con las de fundición y moldeado, y a veces el arte de la alfarería.

La escultura del siglo XIX estuvo marcada por varias escuelas o tendencias, que fue representada por uno o varios escultores significativos de dichas escuelas. 

La primera escuela que afecto la escultura del siglo XIX fue la neoclásica. Las esculturas neoclásicas se realizaban en la mayoría de los casos en mármol blanco, sin policromar, puesto que así se pensaba que eran las esculturas antiguas, predominando en ellas la noble sencillez y la serena belleza de la antigua escultura griega. En las obras de este período prevalecen una sencillez y una pureza de líneas que los aparta del gusto curvilíneo del Barroco. En todos ellos el desnudo tiene una notable presencia, como deseo de rodear las obras de una cierta intemporalidad. Los modelos griegos y romanos, los temas tomados de la mitología clásica y las alegorías sobre las virtudes cívicas llenaron los relieves de los edificios, los frontones de los pórticos y los monumentos, como arcos de triunfo o columnas conmemorativas.










Los escultores mas representativos de este período son Antonio Canova (1757-1822) y Bertel Thorvaldsen (1770-1844), ambos franceses y quienes resumen las distintas tendencias de la escultura neoclásica. Mientras Canova llega al clasicismo desde una formación barroca y configura un estilo de gran sencillez racional, el danés Thorvaldsen siguió más directamente las teorías de Winckelmann hasta conseguir un estilo voluntariamente distante y frío que debe mucho a la estatuaria griega. Su Jasón o Marte y el Amor reflejan esa fidelidad al  modelo griego.

A la escultura neoclásica le siguió la escultura romántica. El Romanticismo se expandió también y renovó y enriqueció el limitado lenguaje y estilo del Neoclasicismo dando entrada a lo exótico y lo extravagante, buscando nuevas combinaciones métricas y flexibilizando las antiguas o buscando en culturas bárbaras y exóticas o en la Edad Media, en vez de en Grecia o Roma, su inspiración.

Sus mayores exponentes fueron Francois Rude (1784-1855) y Jean-Baptiste Carpeaux (1827–1875), quien fué discipulo de Rude. Las obras mas representativas de dichos artistas son La Marsellesa y La Danza (ubicada en la Ópera Garnier en París) respectivamente.






































El realismo alcanza a impactar la escultura con el aporte de Edgar Degas (1834-1917), quien es conocido por su particular visión sobre el mundo del ballet, y quien nos brinda sus Bailarinas en reconocidos pasos de dicha danza.


A finales del siglo XIX encontramos a Adolf Von Hildebrandt (1847-1921) quien será el gran teórico de la escultura decimonónica. Para él, en la obra de arte deben prevalecer las formas, recuperando la influencia de la Antigüedad y del Renacimiento, como se manifiesta en su Adolescente, trabajo en el que se refleja la pureza y austeridad preconizadas en sus escritos.

Habitualmente, cuando se analiza la escultura del siglo XIX, se señala como figura más destacada al francés Auguste Rodin (1840-1917) y se suele afirmar de él que su obra es el ejemplo más característico de lo que podría calificarse como impresionismo escultórico. Y aunque esta afirmación no deje de ser cierta, también es verdad que la obra de este artista no se ciñó en exclusividad a los cánones de ese pretendido impresionismo y se abrió a nuevas perspectivas, cuando menos tan interesantes como aquéllas.

La obra de Rodin se caracteriza por el empleo de recursos impresionistas, como la abundancia de rugosidades en sus figuras y la multiplicación de los planos de las mismas, la tendencia al dinamismo o la modificación voluntaria de las anatomías. Así consigue que los efectos de la luz sobre sus esculturas sean variados. Sin embargo, su repertorio no se limita sólo a esto: empleó también el non finito, recurrió al dramatismo e incluso al patetismo y, en ocasiones, sus esculturas presentan rasgos claramente expresionistas, empleando indistintamente la piedra o el bronce. De esta forma, Rodin señaló el final de la escultura académica y abrió las puertas (fuesen o no las del Infierno) a la escultura contemporánea.

Sus obras mas representativas son El Pensador y los Burgueses de Calais.

















viernes, 20 de febrero de 2009

Resena de Barroco


PETER PAUL RUBENS


Nació en Siegen, actual Alemania, el 29 de junio de 1577 y muere en Amberes, actual Bélgica, el 30 de mayo de 1640.
Pintor flamenco, líder de la escuela flamenca del siglo XVII, y considerado como el representante más genuino y completo del estilo barroco. Su influencia fue enorme en la pintura europea, tanto por su amplísima producción como por la difusión de sus diseños mediante grabados. Fue la gran figura del Barroco en la Europa del Norte.



VENUS Y CUPIDO

Copia de un cuadro de Tiziano.

Óleo sobre lienzo.

Tema mitológico donde representa a Venus mirando a Cupido mientras este sostiene un espejo el cual refleja ella.

El cuerpo de Venus es exuberante y sensual. Las piernas y los brazos de ambos son grandes y fuertes. Gran detalle en la vestimenta de Venus y además una caída sensual sobre su cuerpo dejando al descubierto uno de sus senos da cierta erotismo.

Empleo del claroscuro característico del barroco, con la iluminación enfocada en el elemento principal o lo que realmente quiere destacar de la pintura, dejando el fondo oscuro sin ningún detalle (contraste de luz y sombra). La paleta utilizada es de colores oscuros, de tonos apagados. Uso marcado de colores terra.