jueves, 21 de mayo de 2009

EXPOSICIÓN


MARIA DE LA PAZ JARAMILLO, MARIPAZ



Maripaz: la pintora de la salsa

María de la Paz Jaramillo nació en Manizales en 1948 y estudió artes en la Universidad de los Andes entre 1968 y 1973, luego se mudó a Inglaterra para seguir con sus estudios, por lo que segun cuenta ella su formación como artista es una combinación de escuelas, de vida y de amor. Escuela de vida al dedicarse arduamente a trabajar en temas sociales en el taller del italiano Giangrandi y de amor, ya que volvió a la sultana del valle en compañía de su esposo, el arquitecto Benjamín Barney.

Pintora dedicada, recuerda que sus cuadros en ese entonces tenían una carga de tonos planos, rojos sobre blancos, negros sobre rojos, que eran parte de una búsqueda iniciada en Bogotá, en pleno centro de la ciudad por donde divagaban los margínales que ella ya hacía el tema de sus pinturas.

En un taller ubicado en "la avenida Belalcázar, a la orilla del río y a la altura del barrio El Peñón', como lo recuerda Juan Gustavo Cobo Borda, María de la Paz Jaramíllo haría extensiva y definitiva esa búsqueda que había iniciado con las prostitutas en Bogotá. Cali en los setenta. " El lugar no podía ser más adecuado", recuerda ella, con sus ojos abriéndose y cerrándose como dos estelas de luz. "Caminaba todas las mañanas, desde la primera vez que llegué hasta el Museo La Tertulia, un epicentro que iría definiendo mi camino".

María de la Paz encontraría en un grupo conformado por Ever Astudillo, Óscar Muñoz y el fotógrafo Fernell Franco, un espacio definitivo para iniciar una de sus famosas series: la de la salsa.

"Los lunes eran de Honka Monka, los martes del Séptimo Cielo, los miércoles de El Escondite y los jueves de El Abuelo Pachanguero y así cada día de encuentro que pasaba entre El Café de los Turcos y los bailaderos iba conformando en mí una idea determinante de lo que quería pintar. Las parejas, el color, la música, fueron aclarándome la primera sensación que tuve al llegar a Calí: la exuberancia y lo urbano se iban fusionando, iban hacíendo un todo", ha dicho.
Un todo que terminaba los viernes en Juanchíto en que el piano del temíble Ríchíe Ray y la voz del único hombre que cantaba de pie y parecía sentado, Héctor Lavoe, se pegaban a la piel de los rumberos buenos.

Así, con la certeza de que aquello que veía era una verdad para su obra, su pintura se fue llenando de color. Dejó de lado los tonos negros y rojos, y su trabajo "se fue llenando de humor", como aclara Cobo Borda. De humor y de desamor, de bailes y fiestas y verbenas: algo que ella hoy llama con humor también, "una especie de pop kitsch latíno amerícano".Quizás uno de los aspectos más interesantes de esas parejas, de esa iconografía de la salsa es lo que mantuvo en los años setenta a una generación: lo popular como materia del arte y como componente real, no ornamental en sus obras. Además, claro, de algo en que Marípaz no deja de insistir hoy en día: la presencia de lo político. De una suerte de crítica social que apareciera bajo el velamen de la obra misma, y que dijera cosas. "Celebrar la fiesta pero también ver qué había en ella", dice.

La salsa entonces, o mejor, las parejas que bailan y se entrelazan, y se vuelven un mismo cuerpo que danza una misma canción, van configurando algo que Marípaz trabajaría después en series en las que íncluiría a cantantes como Míchael Jackson o Julio Iglesias, epítomes de masas. En su caso, ella va aclarando que más allá de representar se trataba de contar una historia. "Toda mi pintura se puede leer como un capítulo de mí vida. Y ahí está, para la muestra, una época llena de color, de calor en donde discutíamos y hacíamos proyectos y dibujábamos y también, claro, bailábamos".

Duró algo más de cuatro años en la ciudad. Y fue construyendo con sus contemporáneos unas telas que quedan como el inicio de algo que Antonio Caballero ha llamado "el disfraz del disfraz". Sus obras como el reflejo de algo planeado, del baile que es escenografía, de la seducción como escenario.

Como en la canción que entonaba La Lupe entonces, el teatro, el " lo tuyo es puro teatro", se convirtió en imagen de una ciudad, de una época, de una fiesta que todavía perdura a pesar de las crisis.

Hoy, Marípaz, afianzada después del tiempo, sigue pintando el mismo cuadro con más dureza, "más de frente", y claro, no ha dejado de querer y sentir a Cali como la ciudad de sus amores. Y la salsa, como una de sus pasiones.


(María de la Luz)


(Salsa de Maripaz)



NADIN OSPINA



Nadín Ospina es un artista pop colombiano que nació en Bogotá en el año de 1960 y que es reconocido principalmente por elaborar figuras basadasen el arte precolombino con personajes de la cultura popular como Mickey Mouse y Bart Simpson.


Entre 1979 y 1982 imparte clase en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Sus piezas reflejan el estado de tránsito e intercambio que caracteriza a la época contemporánea y en concreto reflexionan sobre el proceso de resignificación constante al que se ve impelida la cultura latinoamericana ante la constante invasión de imágenes y productos de las culturas hegemónicas.


A principios de los noventa empieza a realizar una serie de obras en las que los iconos de la sociedad del espectáculo norteamericana: Bart Simpson, Mickey Mouse o el Pato Donald, son materializados bajo la apariencia de figuras prehispánicas. El artista encarga la realización de estas figuras a artesanos locales que las reproducen en materiales como la piedra o la madera y con los rasgos de esquematismo y esencialidad que son propios del arte precolombino. El resultado es sorprendente: los populares personajes de la televisión aparecen revestidos de un inesperado carácter exótico y periférico. Ha realizado exposiciones individuales como “Nadín Ospina”, Galería Arte 19, Bogotá (1991); “El gran sueño americano”, Galería Arte Contemporáneo México D. F. (1993) o “Viaje al fondo de la tierra”, Museo de Arte Moderno de Bogotá (1999). Ha participado en la XX Bienal Internacional de Sao Paulo; en la 5ª y 7ª Bienal de La Habana; en la 39ª Bienal de Venecia y en ARCO 97.














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